La Central de Abasto de la Ciudad
de México es un hervidero de gente, por los largos pasillos repletos de bodegas
y colores transitan diablitos, cargadores, mercaderes y
compradores.
En la sección de frutas y
verduras elegimos uno de los primeros pasillos, que nos parece inmenso,
interminable, hay tantas bodegas y tantas opciones que no sabemos ni por dónde
empezar. Por fin nos decidimos y nos vamos acercando hacia un pequeño puesto
donde venden mangos, la señora que atiende es muy amable, escucha acerca de
nuestro proyecto y acepta ayudarnos. Comenzamos con preguntas acerca del origen
de su producto, precios, temporadas y así llegamos a las preguntas que más nos
interesan: ¿Cómo se cultivan estos mangos? ¿Sabe si se utilizan métodos tradicionales
o si se utilizan productos transgénicos? La respuesta nos sorprende y satisface,
la señora asegura que su mercancía es 100% natural, nos explica que esta
fruta se cultiva de manera natural e incluso nos comparte su opinión acerca del
papel que juegan los transgénicos en la agricultura. A su parecer la utilización
de este tipo de químicos trae más problemas que beneficios, no confía en productos que no sean naturales
pqes teme que sean perjudiciales para la
salud.
La siguiente parada es una bodega donde se aprecia una amplia variedad de frutas y algunas verduras, atienden dos señoras que aceptan gustosas a contestar nuestras preguntas.
Azucena y Dalia son dos mujeres que ya tienen tiempo
trabajando en la Central, con varios años de experiencia ya conocen el teje y
maneje a la perfección, es por esto que además de contestar nuestras preguntas
básicas acerca de su mercancía, nos explican cómo es que los transgénicos se
han ido abriendo camino en el mercado y de qué manera les afecta a ellas como
vendedoras y también a quienes trabajan
las tierras mexicanas.
Sin duda alguna podemos decir que
esta fue una de las platicas más interesantes que tuvimos ese día, nos
enteremos de varias cosas que enriquecieron este proyecto. Primero nos hablaron
acerca de la preferencia que tienen los consumidores, según su experiencia la gente compra más la
manzana importada y transgénica, sin saberlo, nada más por su apariencia fresca y
colorida; ya que debido a su alto
contenido de conservadores duran más tiempo y tienen un aspecto más presentable
aunque no sepan a nada. Otro comentario interesante fue acerca de la falta de
regulaciones en la calidad y origen de
los productos por parte de la SAGARPA,
denunciaron los sobornos y el incumplimiento
de las leyes por parte de las
autoridades. Por último, recalcaron las consecuencias tanto en la agricultura
como en la economía mexicana, la manera en que los campesinos salen perdiendo y
las empresas que producen con transgénicos, sin respetar los tiempos de maduración
o la calidad del producto, salen beneficiados.
Por último, una bodega que nos
llamó mucho la atención fue donde vendían puros limones de todos los tamaños y
precios. Al entrevistar al encargado y posteriormente
al dueño, descubrimos que en este lugar vendían limones transgénicos que no tenían
semillas y se producían mediante injertos. Nos explicaron que se utilizan
ciertos “químicos” para acelerar el crecimiento y la producción del producto,
que a la vez los vuelve más resistentes y por eso prefieren vender de este tipo
de limón, ya que uno cultivado de manera natural resulta más sensible y perecedero. Además la gente
que no está informada prefiere comprar limones sin semillas pues lo consideran
más práctico.
A pesar de que fuimos a muchas bodegas más, decidimos compartir estas tres experiencias pues fueron de las más completas e interesantes, además de que muestran algunas de las posturas más comunes frente a los productos transgénicos. En conclusión, pudimos conocer un poco más de cerca la situación que se vive en nuestro país y reflexionar las diferentes formas en que estos productos afectan tanto a la ecología, la salud y la economía.
A pesar de que fuimos a muchas bodegas más, decidimos compartir estas tres experiencias pues fueron de las más completas e interesantes, además de que muestran algunas de las posturas más comunes frente a los productos transgénicos. En conclusión, pudimos conocer un poco más de cerca la situación que se vive en nuestro país y reflexionar las diferentes formas en que estos productos afectan tanto a la ecología, la salud y la economía.